¿Qué es un implante dental?
Un implante dental es un pequeño elemento en forma de tornillo fabricado en titanio o en zirconio que se inserta dentro del hueso para sustituir la raíz de un diente perdido. Posteriormente, una vez fijado al tejido óseo, sobre este se coloca una corona, puente o prótesis para, finalmente, devolver la estética y la función.
¿Cuándo no se puede colocar un implante dental?
Existen ciertos casos puntuales en los cuales no se recomienda realizar un implante dental, ya sea por contraindicación médica, por condiciones anatómicas o malos hábitos que comprometen el éxito del tratamiento:
Tabaquismo
El consumo de tabaco afecta directamente el riego sanguíneo y reduce la oxigenación de los tejidos, lo que aumenta el riesgo de infección y, por ende, el fracaso del tratamiento. En estos casos puntualmente se retarda la cicatrización de los tejidos, se reduce la capacidad de fijación ósea y se aumenta la probabilidad de periimplantitis (infección de los tejidos que rodean el implante).
Enfermedad periodontal activa
Si los implantes se colocan con periodontitis en estado activo, las bacterias presentes pueden migrar fácilmente al sitio del implante y propagar la infección. Además, se aumenta la probabilidad de perder hueso en la zona y de que fracase el tratamiento.
Poca calidad y cantidad de hueso
La colocación de un implante requiere una
cantidad y calidad mínima de hueso para poderse anclar de forma adecuada sobre este. En los casos de pérdida ósea por ausencia de dientes o antecedentes de periodontitis, pueden ser
necesarios procedimientos previos como injertos óseos.
Enfermedades sistémicas no controladas
Algunas enfermedades generales pueden afectar la cicatrización de los tejidos, la respuesta del sistema inmune o la fijación del tornillo al hueso:
- Osteoporosis severa: pacientes tratados con bifosfonatos por el elevado riesgo de osteonecrosis
- Diabetes no controlada: retrasa la cicatrización y aumenta el riesgo de infección
- Trastornos del sistema inmune: dificultan la fijación del implante al hueso
- Enfermedades cardiovasculares: el tratamiento puede suponer un riesgo quirúrgico
- Radioterapia en cabeza o cuello: el tejido óseo tiene una menor capacidad de regeneración
Casos en los que no se puede colocar un implante inmediatamente
- Pérdida ósea severa
- Enfermedad periodontal activa
- Poca cantidad y calidad de hueso
- Senos maxilares muy neumatizados (más expandidos de lo normal)
En la mayoría de los casos, se opta por realizar procedimientos adicionales como la regeneración ósea o la elevación de seno maxilar, con el fin de crear las condiciones adecuadas para realizar el tratamiento.
Factores que condicionan la colocación de implantes dentales
- Medicamentos que afectan la cicatrización y la fijación del implante al hueso, como bifosfonatos, corticoides de uso prolongado, anticoagulantes o medicina de quimioterapia o radioterapia.
- Mala higiene bucal y falta de compromiso del paciente, que afectan a largo plazo el éxito del tratamiento y aumentan el riesgo de aparición de enfermedades como mucositis y periimplantitis.
- Edad y desarrollo óseo incompleto, por lo cual se recomienda hacer el tratamiento a partir de los 18 años o un poco más, cuando los maxilares y tejidos duros y blandos estén completamente desarrollados.
La colocación de implantes en la gran mayoría de los casos sí que es posible; sin embargo, en aquellos casos que no, se puede hacer una preparación previa de la zona y, si las condiciones son aptas, realizar el tratamiento en el momento adecuado.
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